Festival de Jazz de Ezcaray, 9 de julio de 2016

Per Mollehoj, plaza del quiosco a las 13:30 y restaurante Masip a las 00:30.

 

En su doble actuación el guitarrista danés, con el mismo acompañamiento rítmico de su compatriota Henrik Gunde nos mostró en su doble concierto su toque suave y académico a la guitarra. El trío desgranó una serie de estándares puesto que ambos escenarios eran propicios para ello.

Mark Turner quartet, parque Tenorio 20:30.

 

Después de la actuación de ayer por parte de los Mambo Jambo en el que hablábamos de una música sin complejos y para divertirse, hoy tenemos un concierto que podríamos situar en las antípodas. Mark Turner ofrece una música sin concesiones que se basa en su propio estilo y concepto que lleva mostrando desde hace dos décadas con la misma coherencia que cuando empezó. Sus músicos le siguen como si de un guru se tratara de modo que se contagian de la forma de tocar del que ya podemos considerar maestro Mark Turner, a pesar de que hay algo en él que nos hace pensar todavía en que se trata de un joven saxofonista que tiene mucho camino por recorrer. Tal vez sea por esa manera de tocar que a veces parace inconclusa como si en realidad quisiera ir a otra parte o si como estuviera en tránsito hacia un estilo definitivo. Pero no, Mark Turner toca de este modo, crudo, sin importarle qué llega y cómo llega a los que le escuchamos. Afortunadamente para él sus seguidores somos legión haga lo que haga. En este caso se presenta con un cuarteto sin piano, por lo que la crudeza de su música se hace aún más patente. Espléndido Johnathan Blake a la batería, con esa disposicón tan especial de los platos, a la misma altura que los bombos y caja, como si toda la batería fuera plana, y que nos permite apreciar todos sus gestos que ejecuta con una enorme facilidad. Jason Palmer estuvo a la altura de lo que exigía presentarse junto a Mark Turner, incluso desprendió más lirismo y fue más melódico que el jefe, cosa que no es difícil. Un gran concierto para un gran festival.